miércoles, 14 de marzo de 2012

Corriendo por Kerala

Después de pasar la navidad en Hampi (alucinante!!!), nos fuimos a Om beach y Kurli, en Gokarna, unas playas hippies, lindas, ideales para instalarse a meditar, hacer yoga, escribir, leer, etc...
Luego cuando íbamos en tren hacia el sur, se nos ocurrió rebelarnos contra la ruta del lonely planet, y nos bajamos en -literalmente- cualquier parte. Así es como conocimos Murdeshwar, un balneario del terror, lleno de musulmanes fanáticos que nos miraban con cara de bichos raros. Nadie nos quería dar alojamiento, y terminamos durmiendo en el suelo de una casa, gracias a que le lloramos a su dueño cuando ya había oscurecido. Al día siguiente arrancamos a Mangalore, una ciudad costera media estresante, así es que también sólo una noche. Los días que siguieron paseamos por Calangute y Kunnar, playas de la región de Kerala, pero nuevamente no las turísticas recomendadas por el LP. Eran lugares raros, pueblos fantasmas, habían también grandes mansiones de gente perteneciente a las fuerzas armadas, playas largas y desoladas, donde nos bañamos con ropa, porque ya era un espectáculo que alguien se bañara (no habían turistas y los indios no se bañan mucho, como mucho chapotean con ropa en la orilla).



En Kunnar nos alojó un indio muy buena onda en su resort "deluxe" (ojo que acá le tienen cero respeto a esa palabra! Nuestra habitación "deluxe" tenía vista al techo lleno de condones usados, pañales cagados, ropa sucia y ratones muertos).
Después estuvimos en Ernakulam y Kochi, lindo, lindo... es que todo tiene su encanto por aquí...
De ahí bajamos más, y llegamos a Allepey, que vale la pena sólo para hacer los paseos por los backwaters. Si el presupuesto no alcanza para un barquito turístico, se puede comprar un pasaje en un barquito que funciona como transporte público para los locales y que hace el mismo recorrido que los otros. Sin lujos, ni comodidades, pero las mismas vistas hermosas.



Después fuimos a Periyar, un parque nacional bien bonito, donde nos vendieron la pomada de un safari súper completo, que en verdad, no vale lo que cuesta, pero lindo el paseo de todas maneras y hasta vimos unos elefantes caminando libres por ahí!...
Y bueno, después de estar en más de 10 lugares en 2 semanas, llegamos a Varkala, un paraíso con un pequeño pueblito, y una extensa playa con acantilados verdes, donde al fin nos instalamos una semana. Ahí tuve las mejores bañadas de mi vida... en un mar medio tibio, con olas grandes pero sin fuerza, gozando adentro del mar hasta que se ponía el sol y desde ahí apreciábamos los colores de la puesta en los acantilados que enmarcaban la playa... de verdad un espectáculo de belleza y placer...




Kerala es muy distinta a las regiones que había estado en India. De partida es comunista. Los jóvenes andan con la foto del Ché de fondo de pantalla, y al contrario del resto de los lugares (incluso mumbai), que nadie sabía qué era Chile ni donde estaba, aquí la mayoría sabe, e incluso nos tiran un "aaahh!!! football!! salas, zamorano!" y se emocionan.

miércoles, 18 de enero de 2012

Couchsurfing: Otra manera de viajar (revista Travel Time n94)



Mi experiencia con Couch Surfing empezó por necesidad. Estaba visitando a mi hermana en Stanford y quería ir a conocer San Francisco por el fin de semana. Era miércoles y quería partir al día siguiente, pero llamé a decenas de hostales y estaba todo colapsado. Mi presupuesto no daba para un hotel, así es que cuando estaba a punto de rendirme, me acordé de me habían hablado del sitio www.couchsurfing.com, en donde te hacías un perfil y pedías u ofrecías alojamiento en cualquier lugar del mundo. Sin mucha fe, rellené los formularios y comencé mi búsqueda de “couch” en San Francisco. Creo que le pedí a cerca de una decena de personas. Como era nueva y sin referencias –y no digamos que los estadounidenses son los más confiados-, además de que lo estaba pidiendo con un día de anticipación, la mayoría me negó la solicitud, diciéndome que se iban fuera esos días, que llegaban invitados, que pintaban la casa, que el perro se comió el timbre, etc. Un par de horas después, ya sin esperanzas, y con la idea de que CS era un fracaso, recibí la respuesta de Zachary, un chico veinteañero del barrio “the Mission”, quien junto con la dirección y las indicaciones de cómo llegar, me respondía que me apareciera cuando quisiera y que su casa era la mía.

Para mi agradable sorpresa, al día siguiente me encontré en un departamento enorme, que en su minuto había sido una estación de bomberos, y que actualmente funcionaba como un “collective”. Vivían cerca de quince jóvenes medio anarquistas y bastante creativos, que tenían un proyector, escenario, varias sillas y espacios grandes, donde casi todas las noches hacían muestras de documentales, tocatas de música, “open mic”, etc. En otras palabras, sin esperarlo había aterrizado en el spot más cool de San Francisco.

En esa visita no hice el tour a Alcatraz, tampoco crucé el Golden Gate, no anduve en el tranvía, ni fui al afamado San Francisco Zoo. En vez, recorrí cada esquina y callejón del barrio, anduve en bici por la ciudad, visité las galerías alternativas, recónditas picadas de comida centroamericana, anduve por parques sin nombre y hasta me perdí el tren de vuelta a Stanford. Iba dos días, me quedé cinco, y por mí no me habría ido más.


Pasaron los meses y llegó el día de mi esperado viaje a Europa. Tenía bastante tiempo y muchísimas ganas, pero el presupuesto de un mochilero. Un hostal en Madrid y otro en Córdova, me bastaron para terminar agotada de conocer a decenas de “backpackers”, responder cien veces las mismas preguntas y sentirme un poco vieja en ese ambiente, donde la mayoría de las veces te encuentras con viajeros sedientos de carrete y aventuras. Quería vivir de otra manera los lugares que visitaba, ojalá con gente interesante que pudiera mostrarme con sus ojos su territorio, y quizás enseñarme algo que el lonely planet no supiera. Inmediatamente me acordé de CS y empecé a buscar “couch” por decenas de ciudades de Europa. Desde ahí mi viaje dio un vuelco. Entre otras cosas celebré el cumpleaños de Antuan en las catacumbas subterráneas de París, me quedé en un hermoso barrio residencial en Vienna, dormí en el colchón inflable de Gabor en Budapest, vi una película de Jodorowsky con Ole en Berlín, me bañé en las playas cerca de Roma con Mario y alojé en el maravilloso barquito de Alice en Amsterdam, entre otras muchas anécdotas.

Para mi vuelta ya me sentía en deuda con CS, y apenas llegué cambié mi status en el perfil: de ofrecerme a tomar un café con los “couchsurfers” que venían a Santiago, pasé a ofrecer alojamiento. El primero en llegar fue James Brown, un carismático inglés trotamundos lleno de historias fascinantes. Más tarde alojé a una pareja de alemanes veganos que alucinaron con el Santuario de la naturaleza, me enseñaron varias comidas sanas y deliciosas, y me tentaron con partir a India.

Gracias a ellos, hace unos meses aterricé en Mumbai, y una vez en el aeropuerto tomé el “tuc tuc” al departamento de Hempdeep Singh. Una vez más, con Couchsurfing tuve la suerte de conocer la vida cotidiana de la gente local, y caí en manos de una adorable familia de religión sikh, que me acogió como si fuera una hija, y que además, me demostró que no importa cuan lejana la cultura y país en el que estemos, siempre podemos encontrar una familiaridad con la cual sentirnos identificados. En fin, he tenido hosts fascinantes y algunos más aburridos, pero la balanza es definitivamente positiva. Lo que empecé por necesidad, hoy lo hago por gusto, ya que Couch Surfing ha logrado demostrar maravillosamente lo que dice su lema: “el mundo es más pequeño de lo que pensamos”.

El boom del “Volunturismo” (revista VIA)


¿Cultivar huevos de tortugas en Costa Rica?, ¿cuidar huerfanitos en Bolivia?, ¿enseñar inglés en el sudeste asiático? Mientras que hace un par de décadas la idea de tomarse unas vacaciones para ir a trabajar podría haber sonado ridícula, hoy en día es una de las tendencias preferidas para conocer otras culturas y vivir una experiencia única y gratificante.


Viajeros solitarios, parejas, familias o grupos de amigos, están optando cada vez más, por esta forma de turismo de solidaridad: desde ayudar a familias de indígenas con proyectos de sustentabilidad y alojar con ellos, hasta enseñar inglés en Vietnam durmiendo en cabañas de lujo, hoy el volunturismo se adapta a todos los bolsillos y gustos.

“Si uno tiene un mínimo de conciencia de cómo está este mundo, creo que lo pasa mejor haciendo algo por mejorarlo que echada en una playa tomando mojito durante dos semanas seguidas”, explica Fernanda González, quien viajó a India por tres meses, y aprovechó de hacer un voluntariado de un mes en Calcuta. Allí conoció a varios chilenos más, argentinos, ingleses, y turistas de decenas de países, que tal como ella, madrugaban día a día a las 7 de la mañana para comenzar sus diversas labores de ayuda. “Me tocó hacer de todo. Desde lavar ropa, cocinar y limpiar, hasta hacer clases de arte a niños enfermos. Es duro, pero no lo cambiaría por nada, y ya estoy mirando voluntariados por Latinoamérica para mis próximas vacaciones”, asegura la joven artista.

El nicho ha crecido tanto que hoy existen decenas de agencias especializadas que arman el viaje completo, según los intereses, el tiempo, el dinero y la disposición de los solicitantes. Según Andrew Smith, coordinador de programas de la Agencia Voluntary Horizons, que opera en Chile, Argentina, Bolivia y Nicaragua, primero ellos deben buscar “the need”, es decir, gestionar dónde realmente se necesita ayuda de voluntarios. Una vez que tienen lugares con necesidades, le dan las opciones a el o los interesados y ahí coordinan el alojamiento, capacitación, y la opción de paseos turísticos. Los precios varían según las exigencias de los grupos o personas.

“Hay de todo y para todo los gustos, pero lo que sí es un poco excluyente es el tiempo. Yo no recomiendo que la gente haga voluntariados menos de dos semanas, porque así no se involucra y no es justo tampoco para las personas que están trabajando en esas comunidades”, explica Andrew. Actualmente Voluntary Horizons ofrece en Chile voluntariados en proyectos de conservación en la Patagonia, clases a niños ciegos en Santiago y reconstrucciones en pueblos afectados por el terremoto, entre otros.

Pero no todo es ensuciarse las manos y alojar en cabañas básicas con los locales del lugar. Para los más cómodos, la agencia Hands Up Holidays, ofrece el servicio de organizar viajes solidarios de lujo, dando opciones de ayudar en proyectos de todo tipo (se puede elegir entre el área de reconstrucción, enseñanza, medio ambiente, médico, etc), pero con alojamientos 5 estrellas y viajes a la medida del más exigente de los turistas, que pueden llegar a costar más de US$ 1000 al día (incluyendo el pasaje y todos los gastos).

Para los que no quieren “pagar por ayudar”, también existen agencias gratuitas como WWFO que hace años ofrece el servicio de portal, para que la gente que necesita ayudantes para sus granjas orgánicas pueda conectarse con voluntarios. Es también el caso de Helpx.net, aunque estos requieren una gama mayor de ayuda. Desde reparar casonas en la Toscana, a criar caballos en Escocia. Aquí los turistas corren con los gastos, y la idea es que trabajen un par de horas al día a cambio de comida y alojamiento. Ya lo sabe, las opciones están, la decisión es suya.

Córdoba: Exquisita, rústica y tradicional (Travel Time)




Rodeada de los maravillosos paisajes de la sierra argentina, se encuentra esta ciudad de ritmo relajado y gente acogedora. Más preparada que nunca para el turismo y ahora con vuelos directos desde Santiago, Córdoba se convierte en un destino obligado para quienes deseen degustar la deliciosa gastronomía de la región y pasear por una zona llena de cultura, tradición y belleza.


Poco tiene que ver la hermana menor del frenético Buenos Aires, con aquella ciudad húmeda, donde la urbe parece acorralarnos entre los edificios y el caos. Lo que envuelve a Córdoba, en cambio, son los campos, los ríos, la sierra, las haciendas jesuitas y los inmensos cielos azules que se abren generosos y nítidos. En ella se respira un aire liviano y menos caluroso, y las personas pasean relajadas en Córdoba “ca-pí-tal”, donde se escucha un acento cantadito y divertido.
Tal como las majestuosas haciendas que la rodean, Córdoba es sobria y elegante, sencilla y a la vez magnífica. Una ciudad de dualidades que combinan a la perfección y que invita a relajarse, paseando por las históricas callecitas de la “manzana jesuítica”, admirando su gran variedad de iglesias, o caminando a la orilla del hermoso río Suquía, pero al mismo tiempo, a disfrutar de todas las comodidades y entretenciones de una gran ciudad.



Sabores locales que sorprenden


Nunca el campo estuvo tan cerca de la ciudad, y los cordobeses han sabido sacarle el mejor provecho a esta suerte, atesorando lo mejor de las tradiciones y la identidad rural, tan olvidada en muchas grandes ciudades: el corazón campesino y amable, el saber que para tener, hay que trabajar, y a dedicarle tiempo y cariño a lo que se pone en la mesa. Esto, sumado a la variada herencia cultural de antaño, la diversidad culinaria de la zona, la buena mano lugareña y la creatividad de su gente, la ha transformado en un interesantísimo destino gastronómico, capaz de deleitar al más exigente de los paladares.
Cuidado entonces, con llenarse de medialunas, bifes o milanesas, mire que la oferta local tiene sus especialidades, que bien preparadas, pueden fácilmente destronar a estos clásicos de la cocina trasandina. ¿Chivito?, ¿ranas?, ¿yacaré?, ¿polenta?, ¿calabaza?, ¿miel de caña?... frescos y de la zona, los ingredientes están, y, una vez más, los cordobeses han demostrado lo bien que saben combinar. La oferta culinaria ha ido tomando vuelo con fuerza durante los últimos años, haciendo que afamadas delicias locales como la humita en chala, un quesillo con dulce de cayote, o unos riñoncitos de cabrito al torrontés, sean sólo un punto de partida para la imaginación del Chef cordobés.



Los galanes de la cocina


Una recomendación imperdible para los más sibaritas, es preocuparse de reservar un puesto en la exclusiva “Casa Galán”, restaurant de cocina de autor y a puertas cerradas, que abre solamente de jueves a sábado. En su propia casa y junto a dos de sus hermanos, el Chef Lucas Galán, deleita a 26 comensales, con un festín de seis cursos. Yacaré confitado con humus de berenjenas, pejerrey ahumado con sal de manzanas deshidratadas, o roll de ciervo con salsa de naranja, son algunos de los exóticos platos que podría tener el goce de probar.



“Ayer solamente mi hermano cazó el yacaré y el ciervo. Según lo que él caza, yo voy planeando lo que voy a servir”, cuenta el cerebro detrás de estas delicias. Lucas creció en el campo, y heredó de su padre el gusto por la buena mesa. Trabajó como Chef en el matinal más visto de Córdoba, y fundó una de las escuelas culinarias más importantes de la región. Su hermana, repostera, se encarga de deleitarnos una vez más, con el postre y los bombones, con lo que termina esta fiesta de sabores, donde todo es fresco, todo es gourmet, y definitivamente, todo es exquisito.



Córdoba y más allá


Un alojamiento cómodo y central, es el “Azur Real Hotel Boutique”, que se jacta de ser “un oasis en medio de la ciudad”, y además posee uno de los mejores restaurantes del lugar. Si camina un par de cuadras desde cualquier punto del centro, se encontrará fácilmente con calles ideales para el shopping. Si prefiere impregnarse de cultura, hay más de 35 museos, quizás deba partir por el glorioso “Palacio Ferreyra” y seguir por el Museo de Arte Contemporáneo. Si en cambio, prefiere la naturaleza, puede dar un paseo por el bello Parque Sarmiento, visitar el zoológico, o directamente arrendar un auto y recorrer alguna de las tantas opciones de los alrededores.
Una buena alternativa a poco más de una hora, es ir a la ciudad de Alta Gracia, disfrutar de un exquisito almuerzo en el Club de Golf, visitar las casas y actuales museos de Manuel de Falla y del Ché, y terminar con un recorrido por la Hacienda Jesuita y una caminata por el lago.

Para quien esté dispuesto a alejarse un par de horas más, con hermosos paisajes serranos, y sobre todo si sabe disfrutar de un buen paseo a caballo, una buena parada es “Haras Ampasachi”. Esta hacienda antigua restaurada, atendida por sus dueños, hoy se especializa en cabalgatas. Desde caminatas cortas, que pueden terminar en placenteros baños de ríos y cascadas, hasta excursiones de varios días en la cima de alguna montaña, estos criadores de “caballo peruano de paso”, exhiben diversos premios que los reconoce como los mejores en lo que hacen, además de atender a sus huéspedes con exquisitas comidas de la zona, preparadas con cariño y abundancia. Ciudad, campo o montaña, la región de Córdoba es, sin duda, una muy grata sorpresa.



Si gusta optar entre más paseos, visitas gratuitas guiadas u ojear otras atracciones de la región, no dude en visitar alguna de las decenas de oficinas turísticas que con la mejor disposición le brindarán una excelente atención y resolverán cualquier duda.

martes, 6 de septiembre de 2011

One stop for a Cheesecake in Brooklyn!



Brooklyn las tiene todas...
Después de caminar un buen rato entrando a diversos recovecos entretenidos que van desde galerías de arte independiente y tiendecitas de antigüedades, a puestos callejeros con cachivaches varios para el más excéntrico de los hipsters, elegimos un local dentro de la creciente oferta de restoranes, bares, cafecitos, etc... y no nos equivocamos.

Al aire libre y deleitándonos con las decenas de jóvenes que caminan compitiendo por quién es más cool, disfrutamos un delicioso new york cheesecake para retomar las energías.

martes, 24 de mayo de 2011

Compilado viajero :)



http://www.mediafire.com/?bc142cz7d4y61

1. On my way - Cocoon
2. Dont be shy - Fyfe Dangerfield
3. Blue skies - Noah and the whale
4. Spinning away - Brian Eno
5. Skinny Love - Bon Iver
6. Elephant gun - Beirut
7. The beast - Angus and Julia Stone
8. Its your life - Milla Jovovich
9. Staralfur - Sigur ros
10. Empire Ants - Gorillaz
11. Pasajera en trance - Charly García
12. First day of my life - Bright Eyes
13. Home - Edward Sharp and the Magnetic Zeros
14. Society - Eddie Vedder
15. In this world - The Mostar Diving Club
16. Our own pretty ways - First Aid kit
17. Lies - Glen Hansard and Marketa Irglova